El roscón de Reyes es un bollo de masa fina con forma de anillo, redondeado u ovalado, y decorado con trocitos de frutas confitadas o escarchadas de colores variados y azúcar. Su intenso sabor a azahar, su carga simbólica y su textura, lo han convertido en el rey de la mesa de estos días.
Aunque la fecha típica para consumir el roscón de Reyes son los días 5 y 6 de enero, cada vez se incrementa más su consumo a lo largo de todo el periodo navideño, convirtiéndose en un postre emblemático de estas fiestas.
Los orígenes de este apetitoso bollo son paganos y se remontan a la época de los romanos, en la cual se elaboraban unas tortas redondas hechas con higos, dátiles y miel que se repartían entre los plebeyos y esclavos y que eran ofrecidos al dios Jano. La tradición cuenta que en su interior se introducía un haba seca y el afortunado que la encontrase era nombrado rey de reyes durante un corto periodo de tiempo y le era vaticinada buena fortuna.
Posteriormente Felipe V importó a España esta tradición del rosco romano para culminar las fiestas navideñas. Estaba cubierto de frutas escarchadas y tenía escondido en su interior una pequeña sorpresa.
Hoy en día es uno de los dulces navideños más consumidos. Las posibilidades son múltiples, podemos encontrar tantos tipos de roscón como gustos. El roscón tradicional, relleno de nata, de trufa, de crema pastelera, de cabello de ángel, sin gluten, con la masa de chocolate, etc. También algunos roscones se comienzan a preparar sin fruta escarchada, para todos aquellos que lo primero que hacen es retirarla ;).
Deja una respuesta