Håp / Noruega / 126 min
Directora: Maria Sødahl
Reparto: Stellan Skarsgard, Andrea Braein Hovig, Elli Rhiannon Müller Osbourne…
VALORACIÓN: 9/10
Por Alejandro Chacón
Cuando se trata de dramas intensos, el cine que nos llega de los países nórdicos prefiere no recurrir a pellizcarte los conductos lagrimales para acceder a tus emociones… Aquí es todo mucho más sutil y, paralelamente, muchísimo más auténtico.
Pero no hay que confundir la sutileza con la frialdad o la distancia (emocional)… aunque, a veces, lo parezca: Sødahl, por ejemplo, nos invita a pasar al núcleo familiar de una pareja con varios hijos. Una pareja que dista bastante de ser perfecta, de ser ideal… abrumadoramente reconocible, en muchos sentidos.
“Ni siquiera estábamos juntos cuando estábamos bien”, comenta ella en una de las muchas conversaciones que rezuman verdad en el impecable guión de Hope.
Y dentro de todo aquello con lo que el espectador se pueda identificar, emerge el dolor. La terrible sacudida que lo pone todo patas arriba. Y ahí es donde hay cabida para el leitmotiv del largometraje: esa esperanza que consiste en dar normalidad a un pronóstico desalentador. Que consiste también en seguir afrontando la rutina por encima del dolor, el pánico y la enfermedad… porque lo cotidiano sigue circulando a tu alrededor ajeno al estremecimiento y al miedo silente. Y no es fácil disfrazar el miedo.
Hay reflexiones en Hope que se antojan demoledoras: cuando elegimos una gran parte de la vida que tenemos, ésta se convierte en la vida que nos merecemos. También se pone sobre la mesa lo complicadísimo que resulta guardar ciertos secretos y la insostenible soledad que esto provoca.
También se (re)trata aquí un asunto peliagudo: el de la atención de médicos y sanitarios. Desfilan los profesionales que hablan sin paños calientes pero con una cercanía sobrecogedora junto con otros “especialistas” que nunca han conocido la empatía y que resuelven sus diagnósticos a base de losas fabricadas para terminar de hundir a pacientes y familiares.
Sin duda, lo más importante, remarcable y de inmenso valor en la película de Sødahl es lo competente a personajes e intérpretes: Skarsgard y Braein Hovig rozan la excelencia en sus respectivos papeles… y no sólo ellos. Los hijos, amigos y familiares dotan a sus actuaciones con una veracidad estremecedora, regalándonos secuencias impagables como aquella en la que los hijos más pequeños, acostados en una cama, abrazan a su madre entre lágrimas sin la necesidad de decir una sola palabra…es la elocuencia de la pena más profunda. O el plano final, la bellísima imagen que cierra esta monumental historia y que condensa la esencia fundamental de esas cuatro letras vitales que forman Hope.
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